Sentada escribo que tengo ganas de escapar del mundo, de los ruidos, de las voces que me acechan, de los suspiros que nacen lejos de mí. No encuentro el pretexto para seguir atada a las estrellas. Para beber trozos de luna mientras, deshabitada, me descuelgo entre nubes. No entiendo por qué el llanto lúdico sigue inflamando mi pecho, llenando de astillas mi nombre. Y recuerdo las manos que llueven sobre mí. A veces, me gusta la lluvia. Me gusta cuando no arrastra recuerdos, cuando puedo empaparme en ella sin llorar. 
Me gusta mirar, jugar con los espacios amarillos y rojos que se juntan en mi cerebro; el aire dulce en mi boca y el humo entre mis dedos. Me gusta estar sola, así, con una taza de café, una libreta, una pluma..
Me gusta esperarte tranquila sabiendo que quizá no te he de ver.

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